Rama de la antropología que estudia, combinando los métodos y técnicas de esta ciencia con los de la arqueología, el comportamiento y el sistema sociocultural de los grupos humanos en el pasado.
Entre los antropólogos evolucionistas del siglo XIX estuvo firmemente arraigada la idea de que había una estrecha relación entre la etnología (rama de la antropología que debía estudiar la cultura de los pueblos "primitivos" contemporáneos), y la arqueología (ciencia que debía especializarse en el estudio de la cultura de los pueblos prehistóricos ya desaparecidos). Pero con el desarrollo de las nuevas escuelas antropológicas del siglo XX, la cuestión fue tornándose crecientemente polémica. Mientras que la escuela culturalista heredaba, con matices, la concepción evolucionista y seguía combinando los métodos y objetivos de ambas ciencias, otras corrientes, como la funcionalista británica, rechazaron de manera tajante los métodos arqueológicos e historicistas como operativos en el campo antropológico.
Sin embargo, a partir de las décadas de 1940 y 1950, se produjo en Estados Unidos un profundo replanteamiento de la cuestión, que llevó a Gordon R. Willey y a Philip Phillips a proclamar, a partir de 1953, que "la arqueología americana es antropología o no es nada". Años antes, en 1948, Walter W. Taylor, en A Study of Archaeology (Un estudio de arqueología), había abierto el camino a esta concepción, en la que profundizarían después un célebre artículo de Lewis R. Binford titulado Archaeology as Anthropology (La arqueología como antropología) publicado en 1962, y diversos estudios fundamentales de Watson, LeBlanc y Redman (1971), Paul S. Martin (1971), Gordon R. Willey y J. Sabloff (1974), entre otros.
En Europa, la situación se desarrolló por cauces muy diferentes. Tras intentos sumamente originales, pero conceptualmente débiles, de conciliar la antropología evolucionista con la arqueología y el pensamiento cristiano, como fue el impulsado por el francés Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), comenzaron a proliferar, en el dominio germano-austríaco (Menghin) y en el británico (Crawford, Piggot, Zeuner), profundas y muy desarrolladas teorías arqueológicas con objetivos mucho más pre-historicistas que antropológicos. Este tipo de concepciones generaron un profundo desarrollo técnico y una extraordinaria especialización (con sus ventajas y sus inconvenientes) de la ciencia arqueológica.
Una orientación sumamente original y renovadora, nacida también en Gran Bretaña, fue la del prehistoriador de origen australiano Vere Gordon Childe (1892-1957), cuyo ideario marxista condujo a la teoría de que tanto la arqueología como la antropología no eran otra cosa que historia. Sus teorías, expuestas en títulos como The Aryans (Los arios) (1926), The Danube in Prehistory (El Danubio durante la prehistoria) (1929), What happened in History (Lo que ha sucedido en la historia) (1942), Prehistoric Migrations in Europe (Migraciones prehistóricas en Europa) (1950), New light on the most ancient East(Nueva luz sobre el más antiguo Oriente) (1954) y The Dawn of American civilization (La aurora de la civilización europea) (1957), fueron extraordinariamente influyentes en sucesivas generaciones y escuelas de arqueólogos, y condicionaron el método y los objetivos de la llamada "nueva arqueología" o "arqueología social", que podría englobar teorías muy diferentes entre sí, como las neomarxistas de Bartra y Godelier, el materialismo cultural de Marvin Harris o la llamada "arqueología social latinoamericana", que se ha mostrado muy activa en la recuperación y estudio arqueológicos de las culturas tradicionales amerindias. Aunque la actitud hacia la antropología de escuelas tan heterogéneas no fue uniforme, la mayoría de ellas se caracterizaron por defender que la arqueología, más que a la órbita de la antropología, pertenecía a la órbita de la historia.
Las duras y sólidas críticas que K. Flannery y C. Morgan realizaron de la "nueva arqueología" o "arqueología social" tuvieron continuidad en las que estos mismos recibieron de investigadores posteriores, y dan idea de un panorama actual complejísimo en que afloran constantemente nuevas perspectivas y propuestas sustentadas no sólo por especialistas individuales, sino incluso por escuelas perfectamente articuladas. Hoy en día puede hablarse de una arqueología espacial, ambiental, ecológica, del paisaje, estructural, simbólica, contextual, feminista, fantástica, posmoderna, etc., así como de una arqueozoología, una arqueobotánica, una etnoarqueología, etc. No todas, pero sí muchas de estas sub-disciplinas, tienen una relación muy estrecha y evidente con la ciencia antropológica. La creciente complejización del concepto de "arqueología", paralela a la que también ha desarrollado el concepto de "antropología", hace que su relación constituya una cuestión, presente o latente, defendida o rechazada, de las más problemáticas pero también de las más enriquecedoras dentro del campo de ambas.
En España, la antropología (sobre todo la antropología física y la material) y la arqueología fueron disciplinas que estuvieron muy relacionadas desde sus mismos inicios hasta hoy en día. La nómina de los antropólogos y etnólogos que se han dedicado también a la investigación arqueológica en nuestro país es impresionante, y da idea de la íntima asociación metodológica y comunicación disciplinar que existe entre ambas ciencias: Antonio Machado y Núñez (1812-1896), Juan Vilanova y Piera (1821-1893), Gregorio Chil y Naranjo (1831-1901), Manuel Almagro de la Vega (1834-1895), Juan Bethencourt Alfonso (1847-1913), Víctor Grau-Bassas (1847-1918), Braulio Vigón (1849-1914), Francesc Camps i Mercadal (1852-1929), Domingo Sánchez Sánchez (1860-1947), Aurelio de Llano Roza de Ampudia (1868-1936), César Morán Bardón (1882-1951), José Miguel de Barandiarán (1889-1991), Juan Uría Ríu (1891-1979), José María Pérez de Barradas (1897-1981), Elías Serra Ráfols (1898-1972), Luis Pericot García (1899-1978), Fermín Bouza-Brey (1901-1973), Xosé Filgueira Valverde (1906-1995), Xaquín Lourenzo Fernández (1907-1989), Jesús Taboada Chivite (1907-1976), Manuel Ballesteros Gaibrois (1911), Julián San Valero (1913), Pedro Armillas García (1914-1984), Julio Caro Baroja (1914-1995), Pedro Carrasco Pizana (1921), August Panyella Gómez (1921), José Alcina Franch (1922), etc. Además, también han realizado investigaciones en nuestro país especialistas extranjeros célebres por su interdisciplinariedad en los campos de la antropología y la arqueología. Entre ellos figuraron René Verneau (1852-1938), Hugo Obermaier (1877-1946) y Eugeniusz Frankowski (1884-1962).
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