la arqueología

viernes, 16 de noviembre de 2018

CHICHEN ITZÁ. Una de las maravillas del mundo maya

Chichen Itza es además de uno de los recintos más bellos de la Ruta Maya de México, uno de los parques arqueológicos más importantes de todo el mundo y de hecho, una de las bellezas elegidas para formar parte de las 7 nuevas maravillas del mundo.

La arqueología e historia maya divide esta civilización en períodos, que, en números redondos, serían el preclásico (del  1000 aC al 320 aC), el clásico (del 320 aC al 1000 dC) y el posclásico (del 1000 dC al 1687 dC).
Pues bien, la fundación de Chichen Itzá, por parte de los mayas provenientes de Bacalar (en el actual estado de Quintana Roo) se realizó en el 525 dC, de manera que los principales edificios que encontramos en el yacimiento arqueológico, corresponden a los periodos clásico y en particular, post -clásico, cuando la ciudad se convierte en uno de los centros de poder más importantes de la península, que estaba formada por una gran red de ciudades estado, a menudo enfrentadas entre ellas y a menudo también, sometidas a vasallaje de unas respecto a las otras.

El inicio del periodo postclásico se considerada a partir de la formación de la Liga de Mayapan, que unirá ciudades tan importantes como Chichen Itzá, Mayapán o Uxmal. Pero la liga no termina nada bien, y las ciudades terminan enfrentadas entre ellas. Parece ser que los conflictos fueron perdidos por la élite dominante en Chichen Itzá, que tuvo que acabar marchando hacia la zona del Petén.

PIRÁMIDE DE KUKULKAN O EL CASTILLO

La Pirámide de Kukulkán o de la Serpiente emplumada fue construida en el siglo XII, es decir en periodo post-clásico. Se trata de una pirámide perfecta con nueve niveles de basamentos superpuestos, que son culminados por un pequeño templete en lo alto. En cada una de las cuatro fachadas encontramos una escalera ceremonial. La altura es sólo de 30 metros, contando el templete, y su base, de unos 55 metros por lado; es decir, nada que ver con las pirámides que hemos visto en Teotihuacan, que las doblan en altura. Sin embargo, la armonía de su construcción es tan grande, que sin duda la hacen una de las obras arquitectónicas más fascinantes de la historia del arte. A partir de las excavaciones realizadas a mediados de la década de los 40 del siglo XX, se sabe que la pirámide actual está construida encima de otra pirámide existente, que llegaría hasta 17 metros de altura y que también estaría formada por 9 basamentos. Además, dentro de la pirámide de Kukulkán se encontraron varias cámaras, algunas de ellas con figuras en su interior, como un Chac Mool, una típica figura mesoamericana del periodo postclásico y de la que podremos ver un ejemplar, en el templo de los Guerreros, también en Chichen Itzá.


Mucho se ha hablado de los conocimientos técnicos de los mayas. Sobre todo, en cuanto al dominio de las matemáticas y del calendario. Prueba de ello es la enorme construcción de El Caracol, que se trataría de un auténtico observatorio astronómico y que veremos más tarde.


Pero en lo referente a la Pirámide de Kukulkán, al menos hay 2 aspectos de especial relieve. El primero es que los mayas tenían dos calendarios: el Tzolkin o calendario sagrado y el Haab, o calendario agrícola (18 meses de 20 días, que suman 360 días, más 5 días nefastos, el Uayeb, que hace que sumen 365 días en total).


Pues bien, las escalinatas que llegan al templete tienen 91 escalones por lado, que sumados a los 5 escalones que hay del basamento final hasta el templete, suman los 365 días del Haab maya. Pero también los números 18 (meses), 20 (días), 5 (Uayeb) y 52 (los ciclos del Haab que se necesiten para que los dos calendarios se fusionen) estarían representados en la pirámide.

El otro aspecto relevante es la relación que la pirámide mantiene con los equinoccios. Durante este día, la sombra dibuja en la arista de la pirámide una suerte de serpiente, que con el paso de las horas parece desplazarse en sentido descendente. Los mayas quisieron simbolizar la bajada del Dios Kukulkán a la tierra, con el fin de bendecir la próxima estación de lluvias, que se inicia a continuación y de la que la población maya era dependiente, pues suponía una época trascendental para la agricultura. Este fenómeno ocurre cada 21 de marzo y cada 21 de septiembre. Miles de turistas se reúnen ese día en Chichen Itzá para ver este curioso fenómeno que demuestra el dominio que los mayas tenían de la astronomía y los cálculos matemáticos.

EL TEMPLO DE LOS GUERREROS DE CHICHEN ITZÁ

Otro de los edificios más importantes de Chichen Itzá es el Templo de los Guerreros, que también corresponde a la época post-clásica. Está en la esquina oriental de la Gran Plaza de Chichen Itzá, en el centro de la cual, ya hemos visitado la Pirámide Kukulkan. El Templo de los guerreros tiene también tiene forma piramidal, pero mucho más baja y sin terminar en punta, si no en una plataforma superior. Se trata, de hecho, de cuatro plataformas o basamentos, situados uno encima del otro, la inferior de las cuales tiene una anchura de 40 metros. En su fachada encontramos una escalera ceremonial. A ambos lados de la escalera, encontramos una enorme barandilla en forma de serpiente. Precioso.

Encima de la plataforma encontramos el templo, que está dividido en dos salas. Destaca, ante sí, la figura del Chac Mool, que es uno de los iconos de Chichen Itzá. Delante del templo, hay un conjunto enorme de columnas, que es conocido como Grupo de las 1000 columnas, aunque su número real sea de unas 200.

EL CARACOL, EL OBSERVATORIO ASTRONÓMICO DE CHICHEN ITZÁ

Por último, no quiero dejar de lado una de las construcciones que hacen de Chichen Itzá un lugar especial: el Caracol o Observatorio, que como su nombre indica se trataba de un observatorio astronómico, uno de los primeros que se conocen, y que habría sido construido, al igual que el Juego de la Pelota, a finales del periodo clásico. Al parecer, en el Caracol hay marcas, ranuras y perforaciones, que permiten suponer que al menos 20 de los 29 fenómenos astronómicos que son posibles en Chichen Itzá, como por ejemplo, solsticios o equinoccios, podían ser predichos o reconocidos. La situación y distribución del observatorio no es aleatoria. Por ejemplo las esquinas opuestas apuntan la salida del Sol en el solsticio de verano y la puesta de sol, en el de invierno. Y por otro lado, la alineación de la plataforma principal es tal, que permite observar la puesta de Venus en su declinación norte máxima. Un verdadero ingenio, sin duda, y que prueba, de nuevo, el enorme dominio que de la astronomía tenían los mayas.

EL CENOTE SAGRADO

Antes de partir y pasando por los diversos senderos que se encuentran en la zona, aún pasamos por el que es conocido como Cenote Sagrado. Se trata de una gran balsa redonda, de unos 60 metros de diámetro. El agua freática es la que llena el cenote de agua, que de hecho, queda unos quince metros por debajo de la superficie terrestre. Parece ser que este cenote no era utilizado para el abastecimiento de agua si no para realizar diversos ritos sagrados en honor de los diversos Dioses mayas. Además, en el cenote se echaban joyas y piezas de cerámica, que se han podido encontrar.

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